viernes, 5 de abril de 2013






Su epífora adulteraba los centros nerviosos de la multitud,

Mis pupilas registraban la sangre y las llamas,
será no podía reaccionar.

Las señoras aullaban y los hombres observaban, solo observaban,
otros tipos de rojo llegaron,
 apaciguaban el fuego y 
llenaban el lugar de humo, 
¿Cómo sucedió todo?, 
solo fui por un trago al bar, 
ahora estaba incrustado entre metales que me aplastaban como tormentas,

 ¿y ella? ¿ella sigue llorando? Era tan linda,
 no creo volverla a ver,

el auto era robado,
         y no alcance a pedir su nombre.



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